Viviendo el Paraiso

martes, 11 de diciembre de 2012

Gracias a Dios

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Pero por sobre todo agradecerle por su fidelidad, por estar siempre ahí aunque yo no este en el mismo lugar (en su altar), por tomarme cariñosamente en medio de mis fracasos, por abrazarme más fuerte que mi propia rebeldía, por ser siempre su oveja jamás perdida (ya que siempre me busca) y por poder llamarme su hijo… el hijo que siempre añorará un Padre… el único padre con el que un día, estoy más que seguro, tomaremos la copa de campeones y gritaremos… ¡Gloria a Dios!



Cuenta un pasaje muy famoso de los evangelios sobre la historia de 10 leprosos que le pidieron a Jesús que los sane, Jesús fiel a su singular estilo les dijo que vayan caminando rumbo a la sinagoga y que en camino quedarían sanos.

Curiosamente 1 de esos 10 se atrevió a no obedecer esa orden sin antes volver y darle gracias a Hijo de Dios que días después moriría por el en la cruz.
A finales de este año, un año al cual denomine “Año de Gracia y Paz” un año donde Dios me sorprendió dándome oportunidades grandiosas y de un valor que en años futuros se multiplicara un montón. En los últimos días de este año que lo sentí como un regalo, quisiera también volver hacia atrás y mirar a Jesús con mis ojos y piel ya sanos y decirle… “que bella es tu mirada”, decirle que “quizá aun no entienda lo que ya hizo en la cruz por mi y cual sería la magnitud de su sacrificio, pero a pesar de mis innumerables errores y defectos aun mi corazón palpita mas fuerte cuando escucho su nombre y ni que hablar cuando en su presencia escucho su vos”.

Volver mi camino y agradecer por todas las personas que él puso a mi encuentro para bendecirme a través de ellos y, a la vez,  de la manera más graciosa,  permitirme también ser de bendición.

Agradecerle por quienes el uso para formarme día a día, mimarme con la ternura de una madre, la palmada de un padre, el abrazo de un amigo, el amor de una eterna “amiga”.

Agradecerle por una mente brillante que puso en mi y que aun no logro usarla bien (jajjaja) pero sé que hay mucho por explotar.

Pero por sobre todo agradecerle por su fidelidad, por estar siempre ahí aunque yo no este en el mismo lugar (en su altar), por tomarme cariñosamente en medio de mis fracasos, por abrazarme más fuerte que mi propia rebeldía, por ser siempre su oveja jamás perdida (ya que siempre me busca) y por poder llamarme su hijo… el hijo que siempre añorará un Padre… el único padre con el que un día, estoy más que seguro, tomaremos la copa de campeones y gritaremos… ¡Gloria a Dios!

Sinceramente hay muchas cosas que agradecer, seguro que tu tienes muchas más te animas a dar gracias a Dios por ello?

2 comentarios:

Angelo dijo...

Realmente es una gozada, leer a un corazón agradecido. Gracias por compartirlo. Un abrazo

Anónimo dijo...

Dios es muy poderosp