Viviendo el Paraiso

domingo, 19 de septiembre de 2010

DESCANSE SOLDADO

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Todos tenemos un fariseo dentro. Es un niño buscando el amor de su padre, un buen hombre que ignora que sus buenas obras no son suficientes. ¿Cual es el camino que quieres tomar? El camino de un fariseo preocupado y afanado por agradar a Dios con sus obras, o el camino de un hijo confiado en el amor de su Padre, que sabe que siempre tendrá ese abrazo que le regalo Jesús en la cruz.



Al pensar en el titulo de este articulo, me puse a pensar en el ejercito, en las ordenes y la obediencia sin objeciones, sin opiniones y sin AMISTAD. Me puse a pensar en los soldados en el tiempo de Jesus, que no llevaban una espada, pero si llevaban un corazon que buscaba agradar a Dios. Pensaba en los Fariseos

Los Fariseos eran un grupo de religiosos que se dedicaban a la docencia. Ellos promovían el desarrollo de la religión en la sinagoga. Estaban realmente comprometidos con la formación del pueblo en el conocimiento y en la practica de la Ley de Moisés.


En su afán por inculcar la ley cayeron en el error de usarla como un medio de autoexaltación y a la vez, como herramienta de control. A la postre lo que una vez fuera una pasión profunda y genuina por Dios, a la larga de transformo en una religiosidad enfermiza.

Jesús fue implacable con ellos y los usó de ejemplo al advertirnos de los errores que anidan en el corazón del hombre y lo apartan de una espiritualidad genuina.

En la mente de un fariseo, para agradar a Dios, uno debía seguir su ley al pie de la letra. El esfuerzo del hombre por cumplir la ley era lo primero y como resultado luego venía la relación con Dios.

Para un fariseo el amor de Dios se mide por sus logros personales en cuanto a cumplir los mandatos de Dios. Es uno que anhela ser amado por Dios y para ello se basa en su capacidad de “acumular” puntos. Por esa razón busca minimizar lo más posible sus errores, piensan que si tienen errores serán rechazados dolorosamente por Dios. Y al hacer lo correcto supuestamente hay la posibilidad de alcanzar el amor de Dios. El Amor Divino, para ellos, solo puede ser “asegurado” a través de un rendimiento perfecto.

El Fariseo busca esa conexión con Dios, pero no es capaz de hallarla. Su imagen de Dios esta tan distorsionada que tiene una terrible inseguridad, cree que debe ser mas perfecto cada día para alcanzar el abrazo de Dios y “Ay de el” si comete un error, porque solo recibirá un rechazo del cielo.

Cualquiera que siga el camino del fariseo vivirá los altibajos de una fe basada en el rendimiento personal. Por lo tanto, tendrá que lidiar con la realidad de no poder “alcanzar” a Dios, pero con el argumento de creer que lo lograra a través de su “impecable” conducta.

Todos tenemos un fariseo dentro. Es un niño buscando el amor de su padre, un buen hombre que ignora que sus buenas obras no son suficientes. Un atrevido adolescente que quiere subir sin ayuda de nadie, cuya determinación le enceguece para ver que su escalera esta rota.

Al no encontrar verdadera amistad ni mucho menos intimidad con Dios, el fariseo endurece su corazón y se llena de orgullo. Orgullo por ser “un ejemplar hijo de Dios, haciendo siempre las cosas bien, pero lejos de una verdadera relación padre – hijo de Dios con el.

El fariseo siempre trata de cumplir la ley de Dios lo mejor posible sin saber que Dios había fabricado esa ley con un propósito:

Romanos 3:19 Sabemos que todo lo que dice el libro de la ley, lo dice a quienes están sometidos a ella, para que todos callen y el mundo entero caiga bajo el juicio de Dios; porque nadie podrá decir que ha cumplido la ley y que Dios debe reconocerlo como justo, ya que la ley solamente sirve para hacernos saber que somos pecadores.

La ley de Dios, describe la santidad de Dios, sus preceptos son tan perfectos que el ÚNICO que puede cumplirlos es el mismo Dios. Aunque Dios nos dio su ley para vivir mejor, el sabia que era imposible que la cumplamos a su perfección. Y para recordarnos que somos humanos y que no podemos hacer nada bien solo con nuestras fuerzas, nos acorrala en su propia ley, y nos enseña que somos pecadores.

Romanos 3:23 Todos han pecado y están lejos de la presencia gloriosa de Dios.

Es verdad, el pecado nos aleja de Dios, pero El hará lo imposible por estar junto a nosotros. Y Jesús pagará por ese pecado.

Romanos 3:25 Dios hizo que Cristo, al derramar su sangre, fuera el instrumento del perdón.

Dios mando a abrir las puertas de los cielos, y Jesús desde la cruz nos hizo justos sin importar nuestros errores o nuestros esfuerzos y abrió los brazos para darnos un nuevo y único camino, no solo al cielo, sino a una relación con Dios mucho más intima, amorosa y “feliz”.

Romanos 3:21 Pero ahora, sin la ley, Dios ha mostrado de qué manera nos hace justos, y esto lo confirman la misma ley y los profetas: POR MEDIO DE LA FE EN JESUCRISTO, DIOS HACE JUSTOS A TODOS LOS QUE CREEN.

Dios siempre esta presto para darte todo su amor, con la ternura de un padre que daría su vida entera por sus hijos aunque ellos hayan pecado. El solo pide una condición: CREER EN EL. CONFIAR EN EL.

Le haré una pregunta a todos los padres, y si tu no eres papá o mamá, seguro sabrás responder correctamente. ¿Qué te gustaría más? Qué tus hijos te tengan miedo y traten de ser perfectos para que tu no los castigues o rechaces, que se dediquen a estudiar siempre y que te hablen siempre de “usted”, “con permiso padre” “padre si es su voluntad…” “usted es siempre maravilloso padre, por eso me esforzare en ser como usted”.

O te gustaría mejor que tu hijo corra a toda a velocidad y cuando te encuentre se abrace a ti como un monito, sin miedo a ensuciarte la camisa porque el ha jugado fútbol con sus amigos y, aunque “ se ha tropezado y ensuciado en el mundo”, te dice: “papa, estuve perdiendo pero recordé que tu me dijiste que diera todo mi esfuerzo hasta el ultimo minuto y he logrado “meterle un gol a mi adversario”… Seguro que te gustaría más que tu hijo no tenga miedo de contarte sus debilidades, sus temores, seguro que te encantaría echarte con el en la cama hasta que se quede dormido pues el tiene miedo a la oscuridad.

Un buen papá valora más la amistad que tenga con sus hijos que una disciplina radical. Le fascina que su hijo le tenga confianza, que crea en el como su mejor amigo. La palabra clave aquí es CONFIANZA, una confianza excesiva en Dios, sin temor a que el creador nos rechace. En Perú lo llamamos, CONCHUDEZ.

Hebreos 11:6 Pero no es posible agradar a Dios sin tener fe, porque para acercarse a Dios, uno tiene que creer que existe y que recompensa a los que lo buscan.

Tener fe, creer en lo que hizo Jesús en la cruz para hacernos justos a pesar de nuestros errores, tener confianza en un Papá que nos ama y que nos disfruta, tener la conchudez para pedirle a Dios las recompensas, no por ser hijos perfectos, sino porque buscamos a Dios y lo agradamos con lo que mejor sabemos hacer… CONFIAR EN EL.

¿Cual es el camino que quieres tomar? El camino de un fariseo preocupado y afanado por agradar a Dios con sus obras, o el camino de un hijo confiado en el amor de su Padre, que sabe que siempre tendrá ese abrazo que le regalo Jesús en la cruz.

¿Sabes como aprendí esto? Yo era un chico fariseo, mi meta fue ser el mejor hijo de Dios, destacar en mi comunidad,  destacar por ser el mejor adorador, quien tenia mas pasión por evangelizar a la gente, el dueño de un corazón de fuego por Dios. Me esforzaba mucho por conseguirlo, pero no había conocido aun ese amor de Dios que me da confianza. Hasta que un día Dios me dijo: “¿Martín quieres agradarme?, No hagas cosas buenas”

¿Cómo puede ser posible que Dios me diga semejante cosa? Pero si lo hizo. No quiero que me malinterpreten, lo que Dios me enseño fue que es necesario adorarlo no solo con palabras sino con acciones buenas y agradables a el, pero lo que más le emociona es un corazón que de verdad crea en sus promesas, que confié en su amor.

Hay personas que hacen buenas acciones y Dios sonríe desde el cielo, pero al observar su corazón le da algo de tristesa, porque tiene unos hijos "ejemplares" en su conducta, pero que no logran una verdadera amistad con El, pues no confian en el como un amigo incondicional o como un Papá que quiere jugar o bromear con ellos. Dios quiere la confianza de sus hijos pero ellos no la tienen.
Recuerda Dios no solo mira lo de afuera, el mira el corazón. Nuevamente te pregunto, ¿que camino tomaras? ¿el camino del fariseo o el camino del hijo que confía en su Papá?

Y si sigues comportandote como un soldado temeroso de las ordenes de su general, escucha la vos de tu capitan de capitanes que dice: DESCANSE SOLDADO

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