Viviendo el Paraiso

sábado, 11 de septiembre de 2010

APASIONADOS POR LA GENTE

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No necesitas orar persona por persona en las camas de los hospitales para que sanen, lo puedes hacer desde la ventana de tu habitación extendiendo tu mano y pidiendo persistentemente a Dios que sane a los enfermos en el nombre de Jesús.


El lema del Ministerio de Jóvenes de mi comunidad dice así: APASIONADOS POR DIOS Y POR LA GENTE.


La palabras clave es Pasión. En un curso de psicología que llevaba en el colegio decía que un Sentimiento es una sensación leve que se produce en nuestro cuerpo por un tiempo prologado. Una emoción es una fuerte sensación que se produce en un tiempo corto, y una Pasión es una sensación fuerte que se produce por un tiempo largo.

Un sentimiento de amor muy fuerte y prolongado por Dios y por la gente.

¿Cómo poder amar a Dios con todas nuestras fuerzas? Es sencillo, primero déjate amar por el y notaras que es imposible no corresponder a ese amor.

¿Cómo amar a la gente? Cuando conozcas la Pasión de Dios por cada una de las personas en este mundo ese amor se te contagiara.

Recuerdo que la primera vez que predique en mi vida. Estaba en un grupo muy pequeño de jóvenes que nos reuníamos todos los sábados a orar. Yo no sabia que el líder de ese grupo me pediría predicar, pero mientras orábamos mi mente solo pensaba en una cosa: DIOS NECESITAMOS HACER ALGO POR CAMBIAR ESTE MUNDO, POR FAVOR QUE LA ENTRADA ANGOSTA PARA EL CIELO SEA ANCHA!

Cuando me pidieron predicar estaba muy nervioso, creo lo que único que pude decir fue:

“¿Estas pensando como levantarte? ¿Como salir de tu dolor o tu malestar, o de tus pecados? ¿Estas esperando que Dios te levante?...


No entiendo como puedes perder el tiempo enfocado en ti, Dios te va a levantar no tengas dudas de eso, pero fíjate en la gente que esta en la calle, esa gente ni siquiera tiene esperanza que alguien los levante….


Al menos Dios te levantara y animará un día, pero hay gente afuera que ni tiene esa esperanza de que alguien les anime, ¿No harás nada por ellos?”

Años después, una noche estaba orando en mi cuarto y el Espíritu Santo me pidió que me acerque a la ventana que daba a la calle. Empecé a observar las casas de mis vecinos, imagine a las familias que vivían dentro. Imagine a las personas que vivían bajo las luces que veía a lo lejos. Pensé en mi ciudad y por una extraña razón empecé a llorar. Algo sucedía en mi corazón, algo que solo se pudo traducir cuando abrí mis labios y movido por Dios dije: “Señor ya entiendo, yo vivo por ellos”.

Es la gran comisión que nos dejo Jesús al final del evangelio de Mateo: “ID POR TODO EL MUNDO, ANUNCIEN LA BUENA NUEVA Y HAGAN DISCÍPULOS….”

En todas las ciudades del mundo, hay algunas calles que se caracterizan por ser peligrosas: ladrones, prostitutas, alcohólicos, y ancianos pidiendo limosnas. En mi ciudad hay una calle así. Cierta noche me vi obligado a cruzar por aquella calle.
Mientras caminaba por ahí, algo apurado pase a lado de una señora desesperada que había perdido a su hijo y estaba asustadísima, dos pasos mas adelante en una esquina una anciana aun pedía limosnas y nadie le hacia caso. Era desesperante, no sabia que decirle a la mujer que perdió a su pequeño o qué esperanza le podía dar a la anciana mas allá de algunas monedas.

Ahora comprendo que puedo hacer mucho por ellos, aunque no tenga el dinero para darles uno por uno, y aunque no pueda hablar a todas las madres de mi ciudad, puedo hacer mucho por ellos.

“Puedo hacer mucho de rodillas junto a mi cama”

Ustedes me dirán ¿Será suficiente solo orar? Claro que no, debemos actuar. Mi amigo Abraham hizo una predica excelente llamada “Cámara, luces, ACCION!”. Actuar es muy necesario, pero orar es la otra parte que muchas veces, sin darnos cuenta, hemos dejado de lado.

Empecé a orar por esa gente y Dios me enseño algo maravilloso. Es una promesa profética de Dios. Llegara el tiempo que las calles más marginadas por la sociedad, serán las primeras calles llenas del Espíritu de Dios. Las primeras calles que Dios limpiara y sanara.

Dios le prometió a Abraham, el chico de la predica, que un día no serán necesario los policías porque la delincuencia acabará en mi ciudad. !Sorprendente!

Esas promesas de Dios no vendrán por un esfuerzo grande nuestro, sino por que Dios es fiel y cumplirá su promesa. Y nosotros tenemos el principal deber de orar por que eso suceda.

¿Te gustaría que los enfermos sanen en los hospitales? No necesitas estudiar medicina para hacerlo. Necesitas una vida de compañerismo con el Espíritu Santo creyendo que el te puede usar para hacer milagros.

No necesitas orar persona por persona en las camas de los hospitales para que sanen, lo puedes hacer desde la ventana de tu habitación extendiendo tu mano y pidiendo persistentemente a Dios que sane a los enfermos en el nombre de Jesús.

Una vez fuí a visitar con unos amigos a una familia que tenia a su bebe muy enfermo en el hospital, nuestra misión era orar por el. No nos dejaron pasar porque estaba en cuidados intensivos. Pero desde afuera oramos por el bebe y su familia. Mientras salíamos del hospital empecé a ver muchas cosas en el espíritu. ¿Cómo se ve en el espíritu? No se como explicarlo, sencillamente veía cosas en mi corazón y sabia que en un futuro sucederán. Ví que las personas eran sanadas y la gente salía de las habitaciones a festejar, los pasillos se llenaban de personas que no esperaban una mala noticia del medico, sino que eran personas que esperaban la oportunidad de entrar a las habitaciones a felicitar al “recién sanado”. Los enfermos gritaban desde sus ventanas, “Dios me sano!”

La misma alegría al festejar un nuevo nacimiento, era la misma alegría de festejar el nacimiento espiritual de todas las personas que recibían a Jesús en su corazón.

Lo repito, grandes cosas en el mundo pueden partir de tu habitación. Seria muy difícil predicar a tantas prostitutas y drogadictos en el país, pero podemos orar por ellos y se que un milagro sucederá.

No podremos abrigar y alimentar a todos los niños, enfermos y ancianos que piden limosnas en nuestra ciudad, pero con nuestras oraciones ellos podrán ser abrigados por algún organismo especial.

No tendremos tal vez la oportunidad de entrevistarnos con el presidente, los congresistas, ministros, con nuestro alcalde o presidente regional, pero podemos orar por ellos y Dios tocara su corazón, cuando su corazón este listo, alguien muy cercano a ellos les predicara de Jesús y ellos lo recibirán con el corazón abierto. El país mejorará.

Milagros pueden salir de nuestros labios, maravillas pueden brotar de nuestras lagrimas.

Esto no quita la otra parte de la moneda, en donde debemos actuar y conquistar al mundo una persona a la vez. Pero debemos entender que nuestros esfuerzos serian inútiles si no nos acompaña la presencia viva de Dios.

Seamos amigos de Dios, seamos sus socios espirituales, que en el momento menos esperado, el nos dará la orden, la ejecutaremos, haremos lo que el nos dijo, y SUCEDERAN LOS MILAGROS.

Puedes hacer muchas cosas para Dios como Marta, pero si conquistas el corazón de Jesús como lo hizo María , harás maravillas que superaran tus fuerzas.

Recuerda, NO ES CON EJERCITO NI CON FUERZA, SINO CON EL ESPÍRITU DE DIOS.

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