Quiero llamar a esta reflexión “Licencia para pecar”.
Hace varios años cuando estaba en la universidad un amigo me
pregunto:
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Como es eso de Jesús, que hizo en la cruz?
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Me salvo del pecado – le respondí
-
Entonces ya no pecas
-
Si ya no peco ahora soy justo
-
Entonces ya no mientes, ya no piensas cosas
malas o tienes sentimientos malos, ahora eres un santo.
(Yo le dije que si)
No me critiquen tanto, apenas era un recién convertido a las
cosas de Dios, además en ese tiempo era muy fácil decirle eso ya que en
realidad guardaba esa disciplina de no pecar “creía tontamente que ya no lo
hacía”. Conocía sobre la gracia y fe en Jesús pero mi santidad radicaba en mis
beunas obras y según yo “ya no pecaba”
Pero qué pasa cuando notas el tiempo avanza y llega un punto
en que cada año que pasa no logras ser “mejor que antes” sino que te es más difícil
estar con Dios, que ya no tienes las mismas ganas de orar y menos de leer la
Biblia.
Eso sin contar los pecados que siempre estuvieron ahí pero
que ahora aparecen como un acné de grasa y pus que sale a la superficie sin tu
poder evitarlo.
La lucha contra los errores y pecados son cada vez más fuertes,
no es una pelea, no es un simple combate, bueno fuera que sea una batalla, esto
parece que es una verdadera guerra de todos los días a tal punto que ya te
rendiste.
Piensas que el tiempo con Dios fue lindo pero fue un pasado
bonito parta recordar, mientras hoy no hay cara ni ganas para hablar con Dios.
No hablo de alejarse completamente, simplemente de que sabes
que las cosas no volverán a ser como antes, que los sueños fueron solo eso
sueños, y que hoy parecen imposibles de realizar a tal punto que sería ocioso
pensar en ellos.
Vivir con Dios pero a la vez sin Él, conocer las nuevas
canciones cristianas en la radio, pero no poder cantar un clásico con el corazón
elevado. Y es que la verdad no hay ganas de hacerlo. Recordar perfectamente las
palabras de Jesús y cada una de sus acciones en cada pasaje bíblico, o ver su
rostro en un cuadro pero olvidar su personalidad.
¿Qué es lo que nos detiene según nosotros? El pecado.
Una de las mejores frases que escuche en mi vida fue:
“No importa lo que hoy haces, sino lo que dejaste de hacer”
No se trata de que metiste la pata y pecaste con quien sabe
que, sino que dejaste de hacer antes de pecar. ¿ya no oras tan seguido? ¿Ya no
lees la Biblia como antes? No tires la toalla ni te desanimes antes de tiempo.
Tienes licencia para fallar.
El justo cae 7 veces y se levanta, Dios sabe que erraremos, por
eso no te enfoques tanto en lo que haces o hiciste mal, más bien enfócate en
las cosas que estas dejando de lado y son vitales.
Una de las cosas más vitales es olvidar la personalidad de
Jesús.
Una buena canción cristiana o una simple melodía instrumental
puede darte paz y hacer que sientas la presencia de Dios. Una palabra de la Biblia
(un versículo) puede despertar tu fe llenar de esperanza. Contemplar a Dios en
silencio puede limpiar tu alma.
Pero convivir con Jesús y conocer su personalidad, sus
palabras de primera mano, conocer su forma de ser conquistará tu corazón.
Antes tenía una frase: Siempre hay 2 opciones escoge lo que
más conviene.
Estas ante la tentación de ceder a uno de los 7 pecados
capitales (por así llamarlos), o irte con Dios y así te irá mejor: escoge lo
que más convenga. Verlo así a simple vista obedece a lo que Dios dijo: Delante
de ti está el camino del bien y del mal, escoge el bien y tendrás prosperidad. Con
una mente despejada y matemática esa sería la mejor opción, pero como decidir
cuando el canto de las sirenas es fuerte nos seducen, nos nublan la mente y no
podemos pensar nada bien?
Es ahí, en el medio de una lucha de emociones cuando el
haber conocido realmente a Jesús, sus palabras y personalidad nos seducirá aún
más que el color encantador de una manzana.
Reconocer su sonrisa nos paraliza y nos hará reír, recordar
sus caricias en la noche mientras dormimos aquieta nuestra intensión de pecar.
La palabras que salen de sus labios son el mejor vino para embriagarnos y su
amor grita más fuerte que el canto de las sirenas. Y done abunda la tentación y
el pecado sobre abunda su gracia.
Al hablar de licencia para pecar no es una invitación a
hacerlo, sino es una “animo” no te quedes tirado en la carrera, Jesús sabe que
pasaría, pero a pesar de eso siempre confió y sigue confiando en ti. Recuerda
su personalidad y búscalo para conocerlo más. Y si no lo conoces aun ve a donde
él, que cuando das un paso hacia Dios el da 2 o 3 saltos para estar cerca de ti.
No se cuánto tiempo te tome conocer su personalidad, a mí me
tomo años y creo conocerlo muy poco,
pero es una gran aventura, algo que no llega y termina como un evento más, sino
que es una relación constante de fracasos y éxitos.
Quizá no exista un matrimonio perfecto, los humanos no somos
perfectos para esperar que todo sea perfecto, así que aun con errores intenta
cada día y quizá sigamos fallando pero a medida que conozcamos su personalidad
cada vez será más difícil que el pecado nos seduzca, porque Jesús nos sedujo
primero.
1 comentario:
Buen articulo ;) ... en ocasiones me pregunto si alguna otra vez predicaremos como antes, es decir predicamos siempre verdad con el ejemplo o compartiendo la palabra a personas conocidas o desconocidas ...y eso sin duda es muy edificante, pero me refiero a predicar frente a tantos corazones espectantes a escuchar un testimonio, una historia real con Dios, una exortacion, una enseñanza, en fin ... o talvez ese tiempo volvera cuando nosotros volvamos, bueno mientras tanto a seguir adelante dia a dia, saludos mi gran amigo ;)
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