Viviendo el Paraiso

domingo, 12 de septiembre de 2010

APRENDIENDO A VIVIR

Compartir
La creación coquetea y trata de llamar tu atención todos los días. ¿Disfrutas las caricias del viento? ¿la sonrisa de un niño? ¿Disfrutas los golpes de la vida que nos hacen más fuertes?



¿Alguna vez se han preguntado que de bienaventuradas son las bienaventuranzas de Jesús? Aquí un motivo más para decir… Feliz el que sufre…

Hoy realizamos una jornada con mis hermanos de ministerio para las personas que empezaban su vida con el Señor, y al final de la jornada estábamos orando por la efusión del Espíritu Santo sobre todas estas personas.

Me puse a orar por una señora que no dejaba de repetir, “Espíritu Santo, lléname de tu amor, saca el dolor de mi pecho”. Repetía la frase insistentemente y aparentemente Dios no hacia nada por ella.

Esta mujer me recordó a mi mismo 3 años atrás. Me había comprado un libro que hablaba sobre el Espíritu Santo, y el autor de este libro relataba sus asombrosas experiencias con Dios. Que el espíritu santo se sentaba a su lado, que leía la Biblia con el, que conversaban en todo momento.

Fue un libro muy bonito e interesante, pero ¡yo quería más!. Así que por varios días, cuando me quedaba solo en casa, le suplicaba a Dios que no solo me hable, que no solo me enseñe la Biblia, sino que me abrace con todas sus fuerzas, que no solo me toque, sino que sature mi vida. Daba mi vida por un abrazo suyo, y le decía: Espíritu Santo, sana mis heridas, lléname de tu amor, me muero por un abrazo tuyo, abrázame yaaa!.

Mi búsqueda estaba bien, pero algo andaba mal por dentro: “Mi corazón no estaba listo para ese abrazo”

En medio de insistir ya con desesperación durante un largo tiempo, sentí que por fin el Espíritu Santo tomaba mi vida y movido por el pude decir: “SEÑOR ENSÉÑAME A VIVIR!”

Eso sucedió una la mañana. En la tarde me encontraba en la universidad, sentado en un lugar apartado, bajo unos árboles inmensos. Pensaba en las palabras que escuche en la mañana: ¿Enséñame a vivir? ¿Qué quiere decir eso?.

Nuevamente el Espíritu Santo me hablo: “Martín, ¿quieres mi abrazo? Te daré mucho más que eso, tu deseo es mi deseo y lo anhelo mas que tú, pero ese regalo vendrá pronto.

Y es que para mí, un abrazo de Dios no era solo un abrazo, sentirme bien y ya, sino que un abrazo de Dios impactaría tanto mi vida que jamás seria la misma. Es algo indescriptible. Anhelaba eso, ¡el Espíritu Santo me lo estaba prometiendo!, pero me dijo que pronto me lo daría.

Esa misma tarde me encontré con unos amigos por los cuales yo pude conocer a Dios. Les conté lo que estaba viviendo y como anhelaba ese abrazo de Dios.

Uno de ellos me dijo: “Tal vez Dios no te ha dado eso aun, por que todavía no estas listo para recibirlo… Martín ¿estas seguro que valorarás ese abrazo si Dios te lo da hoy?

Todos nos quedamos en un completo silencio. Al cabo de medio minuto, el mismo joven me dijo. “aprende a vivir disfrutando desde las cosas pequeñas, APRENDE A DISFRUTAR DE LA VIDA QUE DIOS TE DA”

Muchas veces cuando anhelamos algo en la vida sufrimos caídas, decepciones, frustraciones y muchas cosas dolorosas, pero todo ello nos ayudara a valorar mucho más nuestros éxitos, y aun más los éxitos de Dios. Por ejemplo: Su abrazo.

Ser el primero de mi familia en conocer a Dios no fue muy bonito. Para mis papas, los cambios en mi vida, como leer la Biblia o escuchar tanta música cristiana, fueron una exageración peligrosa. Y me dijeron la famosa frase de una familia desesperada: Te han lavado la cabeza.

En muchas ocasiones no podía ir a mi grupo de oración, o ir a una comunidad los sábados o domingos, pero las veces que podía ir, apenas cruzaba la puerta ya estaba llorando de la felicidad, levantaba mis manos, y adoraba a Dios con todas mis fuerzas, no me perdía ni una sola palabra de las predicas y disfrutaba segundo a segundo el corto tiempo que podía estar ahí.

¿Por qué lo disfrutaba tanto? Porque me costaba mucho ir. Tenia que esforzarme toda la semana haciendo meritos y trabajando mucho para ganarme el permiso de estar 2 horas con mis amigos conociendo más a Dios.

Pasado el tiempo mis papas también conocieron a Dios y por fin tenia el permiso para ir a la comunidad cuantas veces quisiera, y cada vez que yo iba era todo un sueño. Seguía disfrutando momento a momento todo lo que pasaba ahí: wow sentir la presencia de Dios todos esos jueves, sábados y domingos, fueron lo mejor que me paso en la vida.

Me caracterizaba delante de todos por llorar mucho. Era lógico que la gente se preocupara por mi y piense que yo estaba pasando por problemas o heridas en el corazón. Pero no era eso, ERA LA FELICIDAD DE PODER ESTAR CUANDO QUISIERA CON EL SEÑOR Y DISFRUTAR AL MAXIMO TODO ESO. Ese fue mi caso.

Imaginemos ahora el caso de un joven obligado por sus papas a ir desde niño a la comunidad, el conoce todas las canciones cristianas, antiguas y de moda, conoce las citas bíblicas de memoria. Podrá ir a todos los eventos, pero tal vez el no disfrute lo mismo que el muchacho que lucho por estar en esa condición.

El Espíritu Santo me dijo que me IBA A ENSEÑAR COMO VIVIR y ahora estoy aprendiendo.

Aprendí que a veces Dios no nos da todo de golpe o a la primera petición que le hagamos, para que podamos disfrutar sus regalos con más intensidad. Y que tampoco debemos menospreciar los detalles a veces imperceptibles que Dios ya nos ha dado.

Por ejemplo, ¿hoy te detuviste a contemplar una puesta de sol? ¿Te imaginas la energía que Dios tuvo que usar para encender semejante lámpara en el universo? ¿Has notado la pincelada que hizo el creador en las nubes para darle ese color entre amarillo, rosado y azul?

Dios creo este mundo, pensando en ti. Creo cosas que muchos han dejado de lado. Por ejemplo hay mariposas que cuando se paran en un lugar mueven sus alas ¿Para que las mueven sino están volando?, Pues para que disfrutes viéndolas. La creación coquetea y trata de llamar tu atención todos los días. ¿Disfrutas las caricias del viento? ¿la sonrisa de un niño? ¿Disfrutas los golpes de la vida que nos hacen más fuertes?

Recuerda que no todos tienen ojos que miran, oídos que puedes escuchar música, piernas que no pueden correr como tu, aprovecha cada cosa que Dios te ha regalado. Tu salud, tu familia, tus amigos, tu vida. Y si crees que te falta algo, o tienes algún impedimento que te impide hacer lo que hacen los demás, recuerda que hay muchos que no tienen el corazón completamente vivo como para disfrutar de todo esto que tu si puedes.

Tres años despues de aprender esto, me encontraba con esa mujer que no dejaba de repetir la frase, "Espiritu Santo llename, saca ese dolor y angustia de mi"... La abrace fuerte, tan fuerte como lo haria Dios, y le dije: "Solo disfrute del amor de Dios, que esta en todas las cosas, en los cielos, en el viento... y en este abrazo que le da hoy"

DIOS NO TE DARA TODO HOY, PARA QUE LO ESPERES Y LO DISFRUTES MUCHO MAS CUANDO LLEGUE.

DISFRUTA TODO LO QUE DIOS TE HA DADO, Y EL TE DARA MUCHO MAS.

No hay comentarios: